¿Quién es Domingo Savio?
Domingo Savio fue un niño lleno de cordura, de amor grande para con Dios y el prójimo, grave, y al mismo tiempo de admirable bondad, y de un gran ingenio, superior a la edad; adelantaba admirablemente en los estudios, practicaba de manera tan perfecta las virtudes, que las madres solían proponerlo a sus hijos por modelo, y merecía que se llamara “el buen olor de Cristo”.
Nació en Riva de Chieri (población italiana), el 2 de abril de 1.841 siendo sus padres Carlos Savio y Brígida Galato. Muy niño aún, pues no llegaba a los siete años, brillando ya por su piedad e inocencia, fue admitido a la Primera Comunión, e inmediatamente, se distinguió por tan ardiente amor a la Sagrada Eucarístia, que, siendo estudiante en el Oratorio de San Juan Bosco en Turín frecuentemente estuvo por tres o más horas absorto en éxtasis ante el Santísimo Sacramento.
Amó a la Santísima Virgen como a madre dulcísimo y trabajó para dar nacimiento y vida a la Compañía de la Inmaculada Concepción, en la cual pudieron sus compañeros socios recoger frutos de vida eterna.
Sucedió que los superiores, viendo en él gran magnanimidad y paciencia en el sufrir las injurias, concibieron sobre él grandes esperanzas. Por su parte, los compañeros lo miraban como un modelo, del cual todos aprendieron en espléndido lema: “La muerte antes que el pecado”.
Al entrar apenas a la adolescencia le sobrevino la enfermedad que, bien a su pesar, la obligó a abandonar el Oratorio y volver a la familia.
Aunque no se ahorró medio ninguno para conservarle la vida, el mal fue en aumento, soportándolo él con gran tranquilidad y fortaleza. Se durmió plácidamente en el Señor el 9 de Marzo de 1.857, cuando aún no había cumplido los quince años de edad, dejando un gran vacío y la fama de Santo.
Pronto muchas personas empezaron a pedirle favores y se sucedieron conversiones y curaciones admirables. Su fama creció, y en pocos años Domingo Savio había hecho milagros y continúa haciéndolos, entre éstos, los cuatro grandes milagros que se necesitaban para su canonización.
